Cada ser vivo que se presenta en la Tierra deja una huella, una señal, un rastro, que nos muestra que tuvo un paso por este mundo. Lo vemos cuando, por ejemplo, aprobar un examen, el nacimiento de un bebe o incluso un león que mata a una cebra. Todos dejamos una "pisada" ya sea positiva o negativa. Estas huellas se pueden medir de distintas formas, por ejemplo el rendimiento que cada uno realiza en su trabajo deja una huella para la empresa.
Algo similar sucede con la huella ecológica, esta se encarga de medir que tan grande es tu pisada en este mundo pero en relación a la ecología. Esto quiere decir que este indicador toma el impacto ambiental generado por el ser humano hacia los recursos presentes en el ecosistema. ¿Apagaste el agua mientras te cepillabas los dientes? ¿Reciclaste el cartón? ¿Llevaste las botellas de vidrio a un centro de reciclaje especializado? Y así toma distintos detalles que hacen que tu huella se agrande o se achique. Todas las acciones que cada uno realiza son comparadas con la capacidad ecológica de la Tierra en regenerar.
Esta en nuestro deber preservar lo que es nuestro. Nuestra madre Tierra necesita que mitiguemos, unidos podemos combatir la problemática actual. La huella ecológica nos lleva a mitigar para reducir nuestro porcentaje de generar residuos. Lo mismo sucede con la obsolescencia programada, el constante uso y desuso de materiales electrónicos que lo único que hacen es dejar de funcionar a corto plazo y obligarnos a comprar aun más. El consumo constante nos lleva a un desorden mundial donde el descontrol de los residuos es irreparable. Es por eso que propongo que cada uno, desde su posición, comience con esta acción de reducir nuestra huella ecológica que, indirectamente, se agranda cada día más y volvernos consumidores responsables!
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